Riaza Los Gayumbos desde 1990

El nombre de Juan Leal volvió a sonar con fuerza una vez más. Son pocas las corridas que torea el diestro francés, pero una vez más reclamó su sitio. Tras su importante paso por Bilbao y Arles, se presentó en

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para formar un lío a su lote de José Escolar; llegando a indultar al toro que cerró plaza, de nombre `Cantitor´ y herrado con el número 34, de excelente condición en la muleta, aunque fue picado sin lucidez en varas. El premio quizás fue excesivo, al igual que el premio de la vuelta al ruedo al quinto, que cayó en las manos de Javier Cortés que, a base de exposición, sacó su mejor fondo. El resultado incontestable de Leal fueron los máximos trofeos, que paseó acompañado del ganadero y del mayoral, para salir por la Puerta Grande y corroborar su primera actuación en la que paseó una oreja. Un apéndice cada uno cortaron Bolívar, en una tarde de mucho oficio, y Cortés, que estuvo firme y dispuesto en todo momento. El encierro de Escolar estuvo bien presentado -demostrando

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una vez más su esmero en la selección por el toro-, siendo de juego manejable en líneas generales, salvo el complicado cuarto y destacando los dos últimos. La última de la feria de la Virgen del Manto registró la mejor entrada del abono con alrededor de tres cuartos.

Bien presentado, con cuello y con repetición en el capote de Leal salió el toro con el que se llegó al ecuador. Metió los riñones en el peto del caballo en un único puyazo. En el tercio de muleta, el francés fue ganándole pasos con delicados muletazos a media altura. Dispuesto y firme de plantas fue sacando pases de uno en uno y, cuando logró ligazón en los mismos, el ejemplar humilló con cierta transmisión. Se quedó corto en varias ocasiones, pero en esa situación el diestro tiró del valor que destila y acortó distancias con circulares invertidos. Le puso los pitones en el pecho al entrar a matar en un primer intento y en el segundo cobró una buena estocada para cortar un apéndice. Lo mejor de la tarde estaba por llegar, cuando salió con alegría `Cantitor´, un toro cárdeno en negro, de vistosa morfología, ancho de sienes y algo más bajo que sus hermanos. Desde el principio Leal apostó por él, aunque fue mal picado. En banderillas desarrolló la buena condición, que ya dejó ver en el capote del francés. Rápido puso al público de su lado, empezando con pases cambiados desde el epicentro del ruedo riazano. Administró los tiempos y perdió pasos ante la acometividad del animal. Dibujó pases con pulcritud, destacando los largos naturales arrastrando muleta. Importante fue el toro por el pitón izquierdo. Abrochó la faena con circulares invertidos y un arrimón en una baldosa y cierto sector de la concurrencia se puso en pie para pedir el indulto. Leal aprovechó las arrancadas que seguía regalando el ejemplar para provocar el indulto y el presidente así lo concedió, causando división de opiniones. El diestro obtuvo los máximos trofeos, que paseó junto con el ganadero y el mayoral.

Abrió plaza un cárdeno, despegado del suelo, abierto de cuerna y playero al que Bolívar sujetó a la verónica. En la boca de riego lo dejó en la suerte de varas y se arrancó con buen son para recibir dos puyazos con criterio. Se lució al animal en banderillas y el colombiano tiró de oficio para cuidar su condición en todo momento. Con mimo, pulseó la entregada embestida del primero de Escolar con tandas de poderío por el pitón derecho. Por el izquierdo resultó más áspero, pero sin complicaciones. Finalizó de un espadazo tendido y dos golpes de verduguillo y cortó la primera oreja de la tarde. Bien hecho, alto, corniapretado y enseñando las puntas fue el segundo de su lote. Bolívar lo recibió con un saludo capotero con la pierna genuflexa, haciendo las cosas a su favor. Lo dejó largo en el picador y entró en dos ocasiones. Le dio tiempo el colombiano en la muleta, pero desarrolló sentido con ninguna buena intención. Se vino cruzado, con exigencia, en los escasos pases que ofreció el torero y decidió abreviar por la vía rápida, siendo silenciado.

Con morillo y largo de cuello fue el cárdeno segundo, que empujó con fuerza en el caballo, aunque el picador le tapó la salida y el tercio quedó deslucido. Mirón y áspero resultó en la muleta de Cortés y se vino por dentro en cada pase, quedándose corto. No le permitió al madrileño estar cómodo, pero se colocó de frente para firmar un trasteo muy de verdad en el que derrochó disposición. Anduvo desacertado a espadas y su labor fue ovacionada. El quinto fue armónico, enseñando las palas y con morrillo. Desarrolló recorrido y repetición en las verónicas de Cortés y entró al caballo con fuerza. El madrileño, a base de exponer, firmó una actuación seria, que caló en los tendidos. Acoplado por el pitón derecho logró vistosos pasajes y al natural alcanzó el culmen de una obra muy torera, que hizo mejor al toro de lo que era. No redondeó con los aceros, pero aún así paseó un trofeo; y el presidente sacó el pañuelo azul para dar la vuelta al ruedo al estado, entre las protestas del respetable. Cortés sufrió un pequeño corte en la cara al entrar a matar.

FICHA:

Plaza de toros de Riaza. Sexta de la feria de la Virgen del Manto y Hontanares. Alrededor de tres cuartos. Toros de José Escolar, bien presentados, de buen juego a excepción del cuarto; destacando el quinto, premiado con la vuelta al ruedo, y el sexto, de nombre `Cantitor´ y con el número 34, indultado.

Luis Bolívar, oreja y silencio.
Javier Cortés, ovación y oreja.
Juan Leal, oreja y máximos trofeos.